EN CONFIANZA
Leoncio Morán Sánchez
Enfermo terminal
La afirmación era categórica: “Al relleno sanitario sólo le quedan tres meses de vida”. Escuchar la frase y darme cuenta de las implicaciones económicas y de salud pública que esto representaba, hicieron que ocupara buena parte de mi tiempo y de mis horas de distracción en buscar la mejor solución posible para enfrentar de la mejor manera, lo que a mi llegada al Ayuntamiento de Colima, en octubre de 2003, me esperaba.
El actual relleno sanitario, que se encuentra en el municipio de Villa de Álvarez, pero que administra el Ayuntamiento de Colima, en los últimos años ha dado el servicio de depósito a los residuos sólidos que generan los municipios de Colima, Villa de Álvarez, Comala y Coquimatlán. Cuando lo recibí, se encontraba totalmente saturado y a decir de quien lo entregaba, solo tenía pocos meses de vida. Era un enfermo terminal.
Cuando pensaba que tenía la solución para resolver lo que consideraba como único problema del relleno sanitario, es decir, su falta de capacidad para seguir recibiendo los residuos sólidos de la zona conurbada del valle de Colima, apareció un problema aún mayor, el político. El entonces alcalde priista de Villa de Álvarez, en su campaña se había comprometido a retirar el relleno sanitario del municipio que gobernaría, pues decía que “Villa de Álvarez tendría que dejar de ser el basurero de Colima”. Fue entonces que a su llegada empezó a hacer uso de las estrategias políticas que consideró mejores para iniciar con el cumplimiento de su promesa. Empezó dejando de pagar al Ayuntamiento de Colima, como era el compromiso institucional, el costo que implicaba para el Ayuntamiento de Villa de Álvarez, el depositar los desechos sólidos en el relleno. Con el fin de hacer entrar en razón al entonces alcalde, en tanto no cumpliera con los pagos correspondientes, decidí que se negara el ingreso al relleno sanitario a los camiones recolectores de basura del Ayuntamiento de la Villa. Pronto logré lo que quería, pues como respuesta, Adrián López Virgen, bajo cualquier pretexto, decidió detener a los camiones recolectores de Colima, argumentando faltas al reglamento de tránsito, además de bloquearnos el acceso al relleno. Todo esto forzó la intervención del gobierno del estado y, por consecuencia, el inicio de la solución que yo buscaba; el pago puntual de lo que correspondía pagarnos Ayuntamiento de Villa de Álvarez, pero sobre todo la tranquilidad para poder utilizar los tres años de mi gobierno y operar de la mejor manera posible el relleno sanitario. Salvé esa coyuntura.
Inmediatamente después me enfoque en sanear el relleno, le invertimos una cantidad importante de dinero en renta de maquinaria, tierra para ir cerrando celdas donde se depositan los residuos sólidos, con el fin de que los mismos no estuvieran contaminando al aire libre; reacondicionamos los respiraderos de gas que genera el relleno, atendimos el problema de los líquidos altamente contaminantes que se generan, que de no manejarse adecuadamente, contaminan los mantos freáticos; hicimos un convenio con la cementera Apasco para que nos recibieran las llantas que representaban un peligro latente de incendio . Con el fin de eficientar el manejo y de disminuir los costos del mismo, exploré la posibilidad de concesionar a la iniciativa privada el relleno sanitario, desgraciadamente el entorno político no era el adecuado y decidí que lo indicado era continuar atendiéndolo, mejorar su situación y garantizar por lo menos tres años de vida del mismo. Al día de hoy, desde la fecha en que lo recibí, esta por cumplir cinco años de servicio. El enfermo terminal aun vive.
Es necesario un nuevo espacio para depositar los desechos sólidos que generamos, es necesario que quien los vaya a manejar tenga los conocimientos técnicos y la experiencia necesaria para hacerlo, pero también es cierto que en el mundo del manejo de los desechos sólidos existen muchos charlatanes que ofrecen soluciones mágicas que en principio parecen económicas y ecológicamente viables, pero que finalmente no los son. Por la experiencia vivida, estoy convencido que la solución no está en el extranjero; en México existen empresas y experiencias de éxito que nos pueden ayudar a solucionar el grave problema que enfrentamos y a un costo razonable que puedan soportar los Ayuntamientos y que no se afecte, aún más, el bolsillo de los ciudadanos. Es cuestión de actuar con honestidad y sentido común.
Leoncio Morán Sánchez
Enfermo terminal
La afirmación era categórica: “Al relleno sanitario sólo le quedan tres meses de vida”. Escuchar la frase y darme cuenta de las implicaciones económicas y de salud pública que esto representaba, hicieron que ocupara buena parte de mi tiempo y de mis horas de distracción en buscar la mejor solución posible para enfrentar de la mejor manera, lo que a mi llegada al Ayuntamiento de Colima, en octubre de 2003, me esperaba.
El actual relleno sanitario, que se encuentra en el municipio de Villa de Álvarez, pero que administra el Ayuntamiento de Colima, en los últimos años ha dado el servicio de depósito a los residuos sólidos que generan los municipios de Colima, Villa de Álvarez, Comala y Coquimatlán. Cuando lo recibí, se encontraba totalmente saturado y a decir de quien lo entregaba, solo tenía pocos meses de vida. Era un enfermo terminal.
Cuando pensaba que tenía la solución para resolver lo que consideraba como único problema del relleno sanitario, es decir, su falta de capacidad para seguir recibiendo los residuos sólidos de la zona conurbada del valle de Colima, apareció un problema aún mayor, el político. El entonces alcalde priista de Villa de Álvarez, en su campaña se había comprometido a retirar el relleno sanitario del municipio que gobernaría, pues decía que “Villa de Álvarez tendría que dejar de ser el basurero de Colima”. Fue entonces que a su llegada empezó a hacer uso de las estrategias políticas que consideró mejores para iniciar con el cumplimiento de su promesa. Empezó dejando de pagar al Ayuntamiento de Colima, como era el compromiso institucional, el costo que implicaba para el Ayuntamiento de Villa de Álvarez, el depositar los desechos sólidos en el relleno. Con el fin de hacer entrar en razón al entonces alcalde, en tanto no cumpliera con los pagos correspondientes, decidí que se negara el ingreso al relleno sanitario a los camiones recolectores de basura del Ayuntamiento de la Villa. Pronto logré lo que quería, pues como respuesta, Adrián López Virgen, bajo cualquier pretexto, decidió detener a los camiones recolectores de Colima, argumentando faltas al reglamento de tránsito, además de bloquearnos el acceso al relleno. Todo esto forzó la intervención del gobierno del estado y, por consecuencia, el inicio de la solución que yo buscaba; el pago puntual de lo que correspondía pagarnos Ayuntamiento de Villa de Álvarez, pero sobre todo la tranquilidad para poder utilizar los tres años de mi gobierno y operar de la mejor manera posible el relleno sanitario. Salvé esa coyuntura.
Inmediatamente después me enfoque en sanear el relleno, le invertimos una cantidad importante de dinero en renta de maquinaria, tierra para ir cerrando celdas donde se depositan los residuos sólidos, con el fin de que los mismos no estuvieran contaminando al aire libre; reacondicionamos los respiraderos de gas que genera el relleno, atendimos el problema de los líquidos altamente contaminantes que se generan, que de no manejarse adecuadamente, contaminan los mantos freáticos; hicimos un convenio con la cementera Apasco para que nos recibieran las llantas que representaban un peligro latente de incendio . Con el fin de eficientar el manejo y de disminuir los costos del mismo, exploré la posibilidad de concesionar a la iniciativa privada el relleno sanitario, desgraciadamente el entorno político no era el adecuado y decidí que lo indicado era continuar atendiéndolo, mejorar su situación y garantizar por lo menos tres años de vida del mismo. Al día de hoy, desde la fecha en que lo recibí, esta por cumplir cinco años de servicio. El enfermo terminal aun vive.
Es necesario un nuevo espacio para depositar los desechos sólidos que generamos, es necesario que quien los vaya a manejar tenga los conocimientos técnicos y la experiencia necesaria para hacerlo, pero también es cierto que en el mundo del manejo de los desechos sólidos existen muchos charlatanes que ofrecen soluciones mágicas que en principio parecen económicas y ecológicamente viables, pero que finalmente no los son. Por la experiencia vivida, estoy convencido que la solución no está en el extranjero; en México existen empresas y experiencias de éxito que nos pueden ayudar a solucionar el grave problema que enfrentamos y a un costo razonable que puedan soportar los Ayuntamientos y que no se afecte, aún más, el bolsillo de los ciudadanos. Es cuestión de actuar con honestidad y sentido común.
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