EN CONFIANZA
Leoncio Moran Sánchez
Medallero olímpico
“Ya tenemos medallas”, decía la cabeza de nota de un medio de información masivo de nuestro país, como si el merito hubiera sido de todos los mexicanos.
La felicidad de las familias de Paola Espinoza y de Tatiana Ortiz es evidente, ellos son los únicos que de verdad saben el esfuerzo y sacrificios que desde niñas ambas clavadistas han tenido que vivir para que en su primera prueba de esta olimpiada en Beijing 2008 lograran la medalla de bronce. Los mexicanos amanecimos con el ánimo renovado y en espera de que la delegación mexicana logre, de acuerdo a nuestros directivos deportivos, entre cuatro y siete medallas en estos juegos olímpicos. Hecho que contrasta con los Estados Unidos donde una sola persona, el nadador Michael Phelps, en sus participaciones olímpicas, al momento, a logrado 9 medallas de oro, hoy mas tarde seguramente habrá conquistado la décima, que son todas las medallas, igualmente de oro, que hemos logrado obtener los mexicanos en el total de las justas olímpicas en las que hemos participado.
Como explicar que no solo Estados Unidos, quien es una potencia deportiva mundial, sino un importante numero de países, quienes a pesar de haber vivido guerras y haber terminado totalmente destruidos, con trabajo y orden, a través de la historia se han desarrollado económicamente a niveles muy superiores a los de México y que además en el ámbito deportivo estén logrando mejores resultados que los nuestros.
Es fácil de entender, mientras en otros países los gobiernos toman al deporte, no solo el de diversión sino el de alto rendimiento, como una prioridad, acá en México el deporte se encuentra “infectado” por la política. Por un lado encontramos presidentes de asociaciones y federaciones que están más preocupados por quedar bien o aparecer en la foto con los Alcaldes, Gobernadores o el Presidente de la Republica, que de organizar torneos de calidad, o de ampliar y mejorar la infraestructura deportiva, además de buscar a los nuevos talentos de las diferentes ramas deportivas que presiden; y por otro lado están los gobernantes que solo apoyan a los deportistas y a sus organizaciones cuando los logros se han dado y que creen que con obsequiar balones, redes y uniformes, es suficiente para satisfacer las necesidades de un deportista que potencialmente podría ser de alto rendimiento.
En México, quienes han logrado ser deportistas de alto rendimiento o profesionales lo han hecho no solo con el sacrificio que implica la actividad misma, sino con muchas limitantes, principalmente económicas, de falta de entrenadores capaces, quienes sustituyen su deficiente preparación con el entusiasmo y cariño al deporte, además de sufrir de falta de instalaciones adecuadas y con un nulo mantenimiento.
El común denominador, en la mayoría de los casos, de deportistas mexicanos exitosos, es haber contado desde niños con el apoyo y la motivación de sus padres, quienes salvando todos los obstáculos que tuvieron en el camino, por amor a sus hijos, decidieron destinar todo su esfuerzo en acompañar en cada entrenamiento y en cada competencia el sueño de sus hijos. Hoy muchos de ellos, aunque “garbanzos de a libra” a pesar de gobernantes y dirigentes deportivos, son gloria del deporte mexicano
Satisfactorio seria que en estas olimpiadas, que recién inician, nuestro país termine colocado en el mejor lugar de su historia en el medallero olímpico o por lo menos que los resultados que se obtengan nos motiven a todos a apoyar, por salud y por orgullo, el deporte en nuestro país; empezando por motivar a nuestros hijos a practicarlo.
Leoncio Moran Sánchez
Medallero olímpico
“Ya tenemos medallas”, decía la cabeza de nota de un medio de información masivo de nuestro país, como si el merito hubiera sido de todos los mexicanos.
La felicidad de las familias de Paola Espinoza y de Tatiana Ortiz es evidente, ellos son los únicos que de verdad saben el esfuerzo y sacrificios que desde niñas ambas clavadistas han tenido que vivir para que en su primera prueba de esta olimpiada en Beijing 2008 lograran la medalla de bronce. Los mexicanos amanecimos con el ánimo renovado y en espera de que la delegación mexicana logre, de acuerdo a nuestros directivos deportivos, entre cuatro y siete medallas en estos juegos olímpicos. Hecho que contrasta con los Estados Unidos donde una sola persona, el nadador Michael Phelps, en sus participaciones olímpicas, al momento, a logrado 9 medallas de oro, hoy mas tarde seguramente habrá conquistado la décima, que son todas las medallas, igualmente de oro, que hemos logrado obtener los mexicanos en el total de las justas olímpicas en las que hemos participado.
Como explicar que no solo Estados Unidos, quien es una potencia deportiva mundial, sino un importante numero de países, quienes a pesar de haber vivido guerras y haber terminado totalmente destruidos, con trabajo y orden, a través de la historia se han desarrollado económicamente a niveles muy superiores a los de México y que además en el ámbito deportivo estén logrando mejores resultados que los nuestros.
Es fácil de entender, mientras en otros países los gobiernos toman al deporte, no solo el de diversión sino el de alto rendimiento, como una prioridad, acá en México el deporte se encuentra “infectado” por la política. Por un lado encontramos presidentes de asociaciones y federaciones que están más preocupados por quedar bien o aparecer en la foto con los Alcaldes, Gobernadores o el Presidente de la Republica, que de organizar torneos de calidad, o de ampliar y mejorar la infraestructura deportiva, además de buscar a los nuevos talentos de las diferentes ramas deportivas que presiden; y por otro lado están los gobernantes que solo apoyan a los deportistas y a sus organizaciones cuando los logros se han dado y que creen que con obsequiar balones, redes y uniformes, es suficiente para satisfacer las necesidades de un deportista que potencialmente podría ser de alto rendimiento.
En México, quienes han logrado ser deportistas de alto rendimiento o profesionales lo han hecho no solo con el sacrificio que implica la actividad misma, sino con muchas limitantes, principalmente económicas, de falta de entrenadores capaces, quienes sustituyen su deficiente preparación con el entusiasmo y cariño al deporte, además de sufrir de falta de instalaciones adecuadas y con un nulo mantenimiento.
El común denominador, en la mayoría de los casos, de deportistas mexicanos exitosos, es haber contado desde niños con el apoyo y la motivación de sus padres, quienes salvando todos los obstáculos que tuvieron en el camino, por amor a sus hijos, decidieron destinar todo su esfuerzo en acompañar en cada entrenamiento y en cada competencia el sueño de sus hijos. Hoy muchos de ellos, aunque “garbanzos de a libra” a pesar de gobernantes y dirigentes deportivos, son gloria del deporte mexicano
Satisfactorio seria que en estas olimpiadas, que recién inician, nuestro país termine colocado en el mejor lugar de su historia en el medallero olímpico o por lo menos que los resultados que se obtengan nos motiven a todos a apoyar, por salud y por orgullo, el deporte en nuestro país; empezando por motivar a nuestros hijos a practicarlo.
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